AMOR Y SEXO CONSCIENTE

relaciones de pareja conscientes

Os hago un resumen de la clasificación que hace el DSM-IV en lo referente a disfunciones sexuales, y más abajo os escribo unas ideas que me resultan útiles en relación con el sexo, el amor y la relación de pareja.

Vamos primero por la clasificación,

Trastornos del deseo:

Deseo sexual hipoactivo o inhibido: La persona carece o han disminuído considerablemente sus fantasías sexuales y deseos de tener actividad sexual, siempre teniendo en cuenta factores como la edad, el sexo, el contexto, etc. Acostumbra a ser más frecuente en mujeres.

Trastorno por aversión al sexo: La persona siente una aversión extrema hacia los contactos sexuales genitales y evita cualquier contacto sexual. Se considera una fobia sexual porque existe evitación y huída.

Trastorno de la excitación sexual:

En estos casos, primero hay que descartar la existencia de una causa orgánica. En la mujer existe una incapacidad persistente para obtener la lubricación vaginal propia de la fase de excitación hasta que finaliza la relación sexual. En los hombres, la disfunción eréctil incapacita para obtener o mantener una erección.

Trastornos orgásmicos:

En el caso de la mujer se conoce como anorgasmia y en el hombre, eyaculación retardada o aneyaculación. En ambos casos, tras una fase de excitación, existe ausencia de orgasmo. Después está lo que conocemos como eyaculación precoz, el 20% de la población padece este trastorno, en el que se produce la eyaculación en respuesta a una estimulación sexual mínima, durante la penetración o con pocos movimientos coítales.

Trastornos sexuales por dolor:

Hablamos de dispareunia cuando existe tanto en hombres como en mujeres un dolor genital asociado a la relación sexual. Habitualmente la falta de excitación y deseo produce dolor. En las mujeres también puede aparecer el vaginismo, que son espasmos involuntarios del tercio externo de la vagina, es una fobia a la penetración, no puede entrar nada, ni un tampax.

Me parece relevante incidir en los siguientes factores: una educación sexual restringida, información sexual inadecuada, creencias distorsionadas sobre el amor y la sexualidad, primeras experiencias sexuales traumáticas, sentimientos de inseguridad en cuanto al rol sexual, el nacimiento de un hijo, infidelidades, conflictos en la pareja, la posible disfunción sexual del compañero, la reacción a factores orgánicos («a mi mujer la han operado y le falta un pecho»), la edad, la ansiedad (que está en todas las salsas, ¿verdad?), la depresión, la tensión por el rendimiento, la anticipación del fracaso, la sensibilidad por el rechazo (ya sea real o imaginario), los sentimientos de culpabilidad, la pérdida de atracción hacia la pareja, una escasa comunicación, un feedback pobre en cuanto a gratificaciones mútuas, miedo a la intimidad, a mostrarse, a dejarse llevar, alteraciones de la propia imagen (preocupados por meter barriga mientras hacen el amor), y los juegos eróticos restringidos, son factores predisponenetes, precipitantes y de mantenimiento de los trastornos.

Algunas mujeres vienen a consulta porque no llegan al orgasmo, desean a sus parejas, sin embargo, están tensas, la respiración es entrecortada, sienten inseguridades de todo tipo, y en esas condiciones, se dificulta la recepción relajada del pene y se merma la capacidad para sentir placer. También hay hombres que acuden a consulta porque eyaculan rápido y se sienten avergonzados por la situación, cuando hablamos, habitualmente ante la relación sexual existe el pensamiento recurrente de anticipación de fracaso: «¿estaré a la altura?», «¿disfrutará mi pareja?».

Son sólo dos ejemplos, pero es común encontrar a personas que no disfrutan o sencillamente ya no buscan contacto sexual, que sienten dentro de sí una profunda frustración, inseguridad y culpa.

Vamos a la segunda parte donde os propongo algunas ideas, por si os pueden ser de utilidad para mejorar vuestra relación de amor y pasión con vuestra pareja:

La relación ha de ser consciente, sana, nutritiva….. cuántas cosas, ¿no? 🙂 Y, ¿cómo lo hacemos?

Un punto sobre el que incidir es trabajar diariamente la comunicación, siendo francos, eso no significa siendo secos, sino con ternura ir expresando nuestras necesidades, nuestras demandas, deja de quejarte a tu pareja, y no la culpes de tu insatisfacción, especifica qué es lo que quieres, qué es lo que te gusta, tu pareja no es adivino, dile claramente lo que quieres (tanto en la cama como fuera) y después gratifícale con miradas, sonrisas, besos, o con alguna demanda que te haya hecho, sorpréndele, el factor sorpresa apasiona. El otro cónyuge, al recibir la gratificación, gratifica a su vez, y es un feedback contínuo.

Revisa las creencias asociadas al amor, en tus pensamientos relacinados con el amor aparecen palabras como: ¿necesito?, ¿mi media naranja?, y las creencias asociadas al sexo, aparecen palabras como ¿pecado?, ¿vergüenza?, ¿culpa?, cuestiona esos pensamientos uno a uno.

Cultiva el proyecto propio, no exclusivamente el proyecto común. Tomando consciencia de que soy un ser completo por mí mismo, quiero estar con alguien, pero no necesito estar con alguien, ésto es libertad y autonomía, sin condicionamientos ni apegos enfermizos. Al no estar conectados con nuestro Ser, nuestra Verdad, sentimos soledad y buscamos que la pareja nos solucione aquello que exclusivamente encontraremos en nosotros mismos. Pensamos que somos incompletos y pensamos a la pareja como ese trozo de naranja que… «¿me falta?». Yo siento que para poder estar en pareja de una manera sana, primero hay que haber encontrado el placer estando solo, ¿Os suena eso de enlazar una relación con otra, sin darse ningún tiempo? Yo me pregunto: ¿Qué miedo esconde esa necesidad de estar siempre con alguien? A veces las parejas son como las drogas, la comida, las compras, tapan un vacío que se siente muy dentro. Como siempre y en cualquier aspecto de la vida, pon atención,  observa  y trasciende. Sé consciente que nada ni nadie te puede procurar felicidad desde fuera, ni una persona, ni una situación, ni un objeto, la felicidad siempre viene desde dentro. Tú ya eres amor, eres felicidad.

Presta atención a lo que estás recibiendo de tu pareja, porque si permanezco alerta, me daré cuenta que lo que estoy recibiendo, es precisamente lo que estoy dando. Tu relación de pareja te brinda la oportunidad de aprender cada día, ese ser que tienes al lado es tu espejo, donde reflejas tus proyecciones, tu ego. Aquello que te molesta profundamente del otro, es tuyo, pon luz a éso.

Crea espacios de intimidad, donde ser cómplices, jugar, dar y recibir afecto, ternura, dejándose llevar, dejándose ver, quítate la máscara y ríndete a lo que es. En la absoluta confianza, se muestra la vulnerabilidad, cuando con una mirada en silencio a tu pareja puedes trascender sus ojos y ver que no hay dualidad, que sois uno, y puedes llegar a «ver» a ese ser maravilloso que hay detrás de esos ojos, es mágico. Dedica tiempo a la interacción sexual afectiva. Un punto básico es ser cada vez más conscientes de nuestras sensaciones corporales, y a partir de ahí, expresar con claridad los sentimientos y preferencias al compañero sexual. Las relaciones no se pueden circunscribir exclusivamente al coito, en las relaciones sexuales encontramos un magnífico canal para comunicarnos íntimamente a través del lenguaje verbal y del no verbal (miradas, carícias, masajes, besos..). La respiración, la no precipitación, el darse tiempo para despertar la energía sexual es fundamental. El ambiente debe ser relajado, de ahí la importancia de buscar momentos, lugares y crear un clima que invite a ambos miembros a dejarse llevar, siempre presentes. Invierte tiempo en preparar un espacio de erotismo y sensualidad. Recuerda, es tiempo de amar. Quédate presente en tus sensaciones, en tu cuerpo, en tu respiración, así bajas la energía de la cabeza (solemos quedarnos colgados ahí dándole vueltas a todo) y extiende tus sensaciones a los cinco sentidos. En la sexualidad consciente te envuelve un sentimiento de tranquilidad y confianza, desaparece la urgencia en el hombre y la mujer se relaja haciéndose cada vez más receptiva al contacto y al placer.
En esta sexualidad más consciente, el acto sexual se convierte en una meditación conjunta.

Love

Vanesa